derritiéndose en tu aliento
de esta mañana inestable.
Pelo rapado al viento,
como una jaula
cerrada sin llave.
Manos tibias en tus entrañas,
mojándose bajo un cielo lleno de telarañas.
Pero ahora no eches de menos
cualquier posible sendero
porque yo ya he dejado de poner
los pies cansados en el suelo.
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