Tus manos en las mías
esconden más rincones llenos
de miedos y manías
que mis días vacíos.
Se compensa
si sigues relamiéndote los labios
detrás de esa sonrisa que me parte la vida,
en dos.
Dos mundos enteros para descubrirnos.
A mí que nadie me diga
qué es eso del deseo.
Que puedes poner donde quieras el freno,
pero no pierdas las ganas
de esos ojos en mi cuerpo.
Y es que me lo pones difícil
si mientes que sabes como hacer
eso que dicen que es vida.
Déjamelo a mí para cuando te vea.
Que nos enredaremos ya sin cuerdas,
porque no nos quedará cordura
que nos ate a amar como dicen ellos.
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