divendres, 9 de setembre del 2016

(Re)llenarse

Ya no sé ni darme las buenas noches
entre versos de alivio,
ni vaciarme, con más o menos gracia,
pero quedarme sin rastros.
Ni rostros en los que llorarme
tampoco me quedan muchos
aunque lleguen siempre de nuevos.
Y es que ya no me duelen
ni las manos de escribir,
ni las ganas de gritar,
ni los besos que no di.
Fría, ausente, me vuelvo.
Y todo es mentira cuando
contigo despierto
y no hay nada muerto.
Ni rastro de vacíos
ni llantos infinitos
ni el odiar como norma
ni el olvidar como alivio.
Solo nuestros cuerpos
tapando los ruidos sordos
que recita el somier,
que cantándole a la luna
se ha dado cuenta
de lo llenos que nos volvemos
cuando nos queremos bien.

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